SOY UNA SOMBRA

Relato de Ana Ruiz Echauri

Me estás viendo aunque crees que no. Soy yo quien no ve que me ves. Soy yo quien apenas entrevé el mundo a través de una celosía. Mi claustro tiene bordados, plisados, una tela salpicada de detalles que podrían ser hermosos, fruto del trabajo de manos hacendosas, hábiles, que bordan y hacen cadenetas y vainica. Labores del hogar se llamaban antes … Leer artículo completo

Un mosaico azul, reducto por donde ver la vida…una celda de mujer como tantas otras. Afganistán, 2009.

Francisco Magallón – Afganistan, 2012.

volver a foto relatos

Me estás viendo aunque crees que no. Soy yo quien no ve que me ves. Soy yo quien apenas entrevé el mundo a través de una celosía. Mi claustro tiene bordados, plisados, una tela salpicada de detalles que podrían ser hermosos, fruto del trabajo de manos hacendosas, hábiles, que bordan y hacen cadenetas y vainica. Labores del hogar se llamaban antes.

Digo “antes” y no sé de qué hablo. Porque estoy en un permanente ayer. En un tiempo detenido donde las mujeres no existimos, no somos, no estamos, no vivimos.

¿Te doy pena? ¿Te causo lástima?

Mi madre me habló de las ventajas de ir oculta; ocurrió cuando era muy pequeña, antes de que la regla me manchara, cuando aún podía ver todo a mi alrededor, cuando no estaba medio ciega y el paisaje no se cuadriculaba como ocurre ahora.

Es la tradición, me decía, has de vivir según nuestras tradiciones.

No sé qué piensas de mí; es más, no sé si merezco un pensamiento de nadie. Soy una sombra. La sombra informe de algo que parece una mujer, que se desliza invisible. Quizá soy un fantasma y tampoco lo sé.

Una de mis primas viajó una vez a Europa. Contó a su regreso que allí también hay mujeres como yo pero que viven de otra forma.

No sé qué cosa sea vivir.

Me estás viendo. Dime tú qué cosa es la vida.

Yo, la sombra que parezco ser, lo desconozco.

No quiero entretenerte, seas quien seas, estés donde estés. Puede que te escandalice, puede que me desprecies.

Puede que te preguntes por qué no lucho para salir de mi celosía, para mostrarme, para empezar a ser además de estar.

¿Te puedo cuestionar yo? ¿Puedo preguntarte por qué ese orgulloso Occidente ha colaborado en construir cada hilo que teje mi cárcel?

¿Puedo saber cuánto te importo, cuánto te importamos las mujeres que así transcurrimos por la vida?

Nuestros hijos, esos que yacen reventados en el suelo tras el último bombardeo planeado en un aséptico despacho. ¿Te importan? ¿Os importan?

De dónde llegan las bombas, dime. Tanta muerte que vuela, acecha, destroza, mata. Ése es vuestro negocio.

Es por dinero, lo siento, es por dinero.

Dime ahora por qué no lucho. Contesta ¿quién es mi enemigo?

Yo, la sombra que parezco ser, lo desconozco.

 

Ana Ruiz Echauri